jueves, 29 de octubre de 2009


HOY EN LA CLASE HICIMOS UN ESCRITO BREVE DE LO QUE ERA PARA CADA UNO LA IMAGEN, LO CUAL HABÍAMOS ESTADO TRABAJANDO EL NUESTRO ULTIMO TRABAJO, EL NUMERO TRES; TAMBIEN LOS ASPECTOS POSITIVOS Y NEGATIVOS DE LA CÁTEDRA.
YO EXPUSE MI TRABAJO SOBRE LA CÁRCEL DE ABU GRAIB, Y COMENTAMOS DE QUE SE TRATARÍA EL ULTIMO TRABAJO PLANTEADO SOBRE LA SERIE THE SIMPSONS.

lunes, 5 de octubre de 2009


15ago2008
Susan Sontag "Sobre la Fotografía" - "On Photography"
digg_url="http://misojosven.blogspot.com/2008/08/susan-sontag-sobre-la-fotografa-on.html";

¿Hasta qué punto puede mentir una cámara?
«Aprendemos a vernos fotográficamente», nos dice Susan Sontag en la obra que le dio fama mundial. La cámara ha tenido una importancia trascendental en la relación del hombre contemporáneo con la realidad y consigo mismo. El vivaz acercamiento de la autora a este apasionante tema incluye perspectivas que nos llevan de Platón a Melville, de la historia de la pintura a la del cine, pasando por la literatura, la publicidad o la sociología. Sobre la fotografía es el libro más emblemático de una escritora que se ha caracterizado siempre por el compromiso con lo más candente de su tiempo. La prosa magnética, la riqueza de puntos de vista, y una inteligencia que brilla en cada párrafo y despierta interesantes preguntas, son sólo algunos de los alicientes que encontrará el lector en este libro.Durante toda su vida, Susan Sontag ha tenido una fructífera obsesión con la fotografía. Las siguientes disertaciones sobre el tema, nos podrían servir a modo de resumen del libro:
-Las fotografías, son un modo de certificar la experiencia, también son un modo de rechazarla: al limitar la experiencia a una búsqueda de lo fotogénico, al convertir la experiencia en una imagen, un souvenir.
-El viaje se transforma en una estrategia para acumular fotografías. La actividad misma de fotografiar es tranquilizadora, y atempera esa desazón general que se suele agudizar en los viajes. La mayoría de los turistas se sienten constreñidos a poner la cámara entre ellos y cualquier cosa notable que encuentren. Al no saber como reaccionar, fotografían. Así la experiencia cobra forma: ¡alto!, una fotografía, ¡adelante! El método seduce especialmente a gentes sometidas a una ética laboral implacable: alemanes, japoneses y norteamericanos. La utilización de una cámara aplaca la ansiedad que sufren los obsesionados por el trabajo por no trabajar cuando están de vacaciones y presuntamente divirtiéndose. Cuentan con una tarea que parece amigable imitación del trabajo: tomar fotografías. Los pueblos despojados de su pasado parecen los entusiastas más fervientes de la fotografía, en su país y en el exterior
-La fotografía es, antes que nada una manera de mirar. No es la mirada misma.
-Es la manera ineludiblemente “moderna” de mirar: predispuesta a favor de los proyectos de descubrimiento e innovación.
-Esta manera de mirar que tiene ya una dilatada historia, conforma lo que buscamos y estamos habituados a notar en las fotografías.
-La manera de mirar moderna es ver fragmentos. Se tiene la impresión de que la realidad es en esencia ilimitada y el conocimiento no tiene fin. De ello se sigue que todos los límites, todas las ideas unificadoras han de ser engañosas, demagógicas, en el mejor de los casos provisionales, casi siempre, y a la larga, falsas. Mirar la realidad a la luz de determinadas ideas unificadoras tiene la ventaja innegable de dar contorno y forma a nuestras vivencias. Pero también (así nos instruye la manera de mirar moderna) niega la diversidad y la complejidad infinitas de lo real. Por lo tanto reprime nuestra energía, nuestro derecho, en efecto, a refundar lo que deseamos refundar: nuestra sociedad o nosotros mismos. Lo que libera, se nos dice, es notar cada vez más cosas.
-En una sociedad moderna las imágenes realizadas por las cámaras son la entrada principal a realidades de las que no tenemos vivencia directa. Y se espera que recibamos y registremos una cantidad ilimitada de imágenes acerca de lo que no vivimos directamente. La cámara define lo que permitimos que sea “real”, y sin cesar ensancha los limites de lo real. Se admira a los fotógrafos sobre todo si revelan verdades ocultas de sí mismos o conflictos sociales no cubiertos del todo en sociedades próximas y distantes de donde viene el espectador.
-En la manera de conocer moderna, debe haber imágenes para que algo se convierta en “real”. Las fotografías identifican acontecimientos. Las fotografías les confieren importancia a los acontecimientos y los vuelven memorables. Para que una guerra, una atrocidad, una epidemia o un denominado desastre natural sean tema de interés más amplio, han de llegar a la gente por medio de los diversos sistemas (de la televisión e Internet a los periódicos y revistas) que difunden las imágenes fotográficas entre millones de personas.
-En la manera de mirar moderna, la realidad es sobre todo apariencia, la cual resulta siempre cambiante. Una fotografía registra lo aparente. El registro de la fotografía es el registro del cambio, de la destrucción del pasado. Puesto que somos modernos (y si tenemos la costumbre de ver fotografías somos, por definición, modernos), sabemos que las identidades son construcciones. La única realidad irrefutable (y nuestro mejor indicio de identidad) es cómo aparece la gente.
-Una fotografía es un fragmento, un vislumbre. Acopiamos vislumbres, fragmentos. Todos almacenamos mentalmente, cientos de imágenes fotográficas, dispuestas para la recuperación instantánea. Todas las fotografías son detalles. Por lo tanto, las fotografías se parecen a la vida. Ser moderno es vivir hechizado por la salvaje autonomía del detalle.
-Conocer es, sobre todo, reconocer. El reconocimiento es la modalidad del conocimiento que ahora se identifica con el arte. Las fotografías de las crueldades e injusticias terribles que afligen a la mayoría de las personas en el mundo parecen decirnos (a nosotros, que somos privilegiados y estamos más o menos a salvo) que deberíamos sublevarnos, que deberíamos desear que algo se hiciera para evitar esos horrores. Hay además, otras fotografías que parecen reclamar un tipo de atención distinto. Para este conjunto de obras en curso, la fotografía no es una suerte de agitación social o moral, cuya meta sea incitar a que sintamos algo y actuemos, sino una empresa de notación. Observamos, tomamos nota, reconocemos. Esta es una manera más fría de mirar. La manera de mirar es lo que identificamos como arte.
-La obra de los mejores fotógrafos comprometidos socialmente es a menudo condenada si se parece demasiado al arte. Y a la fotografía tenida por arte se le puede condenar de modo paralelo, marchita la emoción que nos llevaría a preocuparnos. Nos muestra acontecimientos y circunstancias que acaso deploremos y nos pide que mantengamos distancia. Nos puede mostrar algo en verdad horripilante y ser una prueba de los que es capaz de tolerar nuestra mirada y que se supone que debemos aceptar. O a menudo simplemente nos invita ( y esto es cierto en casi toda la fotografía contemporánea más brillante) a fijar la vista en la banalidad. Fijar la vista en la banalidad y también paladearla, recurriendo precisamente a los mismos hábitos de la ironía que se afirman mediante la surrealista yuxtaposición de consabidas fotografías en las exposiciones y libros más refinados.
-La fotografía (insuperable modalidad de viaje, del turismo) es el principal medio moderno de ampliación del mundo. En cuanto rama del arte, la empresa fotográfica que hace más amplio el mundo tiende a especializarse en temas al parecer provocadores, transgresores. La fotografía puede esta diciéndonos: esto también existe. Y eso. Y aquello. (Y todo es “humano”). Pero ¿qué hemos de hacer con este conocimiento, si acaso es un conocimiento, digamos, del ser, de la anormalidad, de mundos marginados, clandestinos?
-Llámese conocimiento, llámese reconocimiento, de algo podemos estar seguros acerca de esta modalidad, singularmente moderna, de toda vivencia: la mirada, y el acopio de los fragmentos de la mirada, nunca pueden completarse.
-No hay fotografía definitiva